29 mayo 2011

Hoy aprendí...

 
Así después de esperar tanto, un día como cualquier otro, decidí triunfar.....

Decidí, no esperar a las oportunidades, sino yo misma buscarlas.

Decidí, ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución.



Decidí, ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis.

Decidí, ver cada noche como un misterio a resolver.

Decidí, ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz.

Anoche descubrí, que mi único rival no eran más que mis propias debilidades, y que en estas, está la única y mejor forma de superarnos.

Aquél día dejé de temer a perder, y empecé a temer a no ganar.

Descubrí, que no era yo la mejor, y que quizás nunca lo fui.

Me dejó de importar, quien ganara ó perdiera, ahora mismo me importa mucho más simplemente saberme mejor que ayer.

Aprendí, que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir.

Aprendí, que el mejor triunfo que puedo tener, es tener el derecho de llamar a alguien "Amigo".

Descubrí, que el amor es más que un simple estado de enamoramiento.

Anoche, dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados, y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente.

Aprendí, que de nada sirve ser luz, si no vas a iluminar el camino de los demás.

Anoche decidí, cambiar tantas cosas.....

Aprendí, que los sueños son solamente para hacerse realidad.

Desde anoche, ya no duermo para descansar..... ahora simplemente DUERMO PARA SOÑAR. 

18 abril 2011

Hay de adicciones a adicciones... ADICCIÓN A LA EVITACIÓN

El miedo es una conducta aprendida, por lo que no es casualidad que si un día alguien nos lastimó al ofrecer nuestro amor, cerremos la puerta y extraviemos intencionalmente la llave que la abría.

Todos en algún momento de nuestra vida nos enfrentamos a ese sufrimiento, dicen que no hay peor traición que ser engañados por quien más queríamos. Y al decir engañados no solo me refiero a infidelidad, incluso puedo decir que desde ésta confusión inicia la malinterpretación. Un engaño en la pareja no solo es "poner el cuerno", va mucho más allá de eso. En la pareja el engaño más terrible es cuando decimos que aun queremos cuando ya no existe nada más que costumbre y apego. Y en ese engaño no existe necesariamente otra persona, puede ser circunstancial, por falta de apoyo, por falta de comunicación, o de intereses mutuos. Simplemente la otra persona va saliendo de nuestro plan de vida, y es válido sincerarnos cuando eso empieza a suceder, cuando comenzamos a preguntarnos si aun queremos a esa persona ya que en ese momento es cuando en verdad funciona una terapia de pareja.

Muchas veces las parejas acuden a terapia cuando ya no hay nada más que hacer, cuando el jarrón ya está roto y faltan muchas piezas por pegar. En esos momentos la intervención del terapeuta no sirve para "pegar" esa relación, sino para hacerles ver a ambos que lo mejor es separarse y reanudar el plan de vida sin la otra persona. De aquí radica que la mayoría de las parejas que no encontraron en el psicólogo el "resistol" que necesitaban, salgan y divulguen la típica frase: "es que los psicólogos no sirven para nada".

Después de una separación y no me refiero precisamente a divorcio legal, sino a una separación emocional de una relación amorosa que significó mucho para ambas o solo una de las dos partes, es muy probable que en un promedio de dos a tres años, persista una situación de duelo. El plan de vida, las expectativas a futuro y el ideal de felicidad se quiebra, y ahora hay que reacomodar, reforzar y volver a empezar. 

"No me quiero enamorar", "No tengo tiempo para el amor", "No me interesa en este momento" o encontrarle defectos aún sin conocer a las personas, son quizá algunas de las frases o situaciones que llegan a reflejar el miedo al amor o también llamado filofobia.
La filofobia se define como un persistente, anormal e injustificado miedo al amor, a enamorarse o a estar enamorado, aun cuando te haya ido de la fruta en tus relaciones pasadas, el miedo no es al amor o a lo que representa el hecho de compartir, el miedo es a sufrir, a padecer una pérdida o miedo al abandono.

El huir de una relación en la que se involucran sentimientos y forman lazos afectivos sólidos, no es más que un mecanismo de defensa para no padecer una pérdida, para no amar a alguien con todo lo que ello implica.

Y entonces es normal sentir miedo, cubrirse con una coraza de nuez e intentar protegerse a toda costa de lo que representa entonces el peligro: una nueva pareja. Evitamos toda idea de una nueva relación, tememos volver a atravesar por lo mismo, volver a empezar para terminar igual. Nos aterra volver a sentir y vivir ese sufrimiento que experimentamos. Pero olvidamos algo muy importante: el dolor es natural, el sufrimiento es opcional.

No volveremos a vivir esa situación, porque no somos las mismas personas que eramos cuando vivimos esa experiencia. 

Vivir con miedo solo nos roba tiempo de vida, nos limita a seguir experimentando, nos aisla y nos vuelve egoístas. Narciso rechazó el amor, rechazó toda oportunidad de vivir y sentir, solo se enamoró de su reflejo y de eso murió. 

Pero en el intento por "reanudar mi vida", se puede caer facilmente en una adicción poco conocida: adicción a la evitación.

Adicción a la evitación

Se presenta en aquellas personas que temen a entregarse, a enamorarse y sólo establecen relaciones sin compromiso, hablan poco de sí mismos, evitan ser conocidos realmente, levantan "barreras" alrededor de sí para no sentirse vulnerables, les gusta crear juegos de poder y mantener el control siempre sobre sí mismos y la relación.

Tienden a establecer relaciones simultáneas por el mismo miedo que tienen a ser abandonados. Sus relaciones tienden a ser un "sube y baja" de emociones (entre peleas, malos entendidos, distanciamientos, etcétera).

En los frees, las personas buscan amor a través del sexo, pero no reciben lo que realmente están buscando, de esta forma piensan, si no se implican o entregan no saldrán dañados, esto, en muchos casos es un mecanismo de auto defensa de los individuos.

Asimismo el tener múltiples parejas al mismo tiempo es otra forma de poner una "barrera" entre el individuo y sus sentimiento, ya que le impide engancharse con una sola persona de manera definitiva. El tener múltiples parejas es otra forma de demostrar su miedo al amor, ya que si alguna pareja llegar a irse, no sentirá la ausencia porque tiene a las demás. 
Se evaden intensamente en la relación, al crear intensidad en otras actividades, habitualmente fuera de la relación (suele tratarse de otras adicciones, las más comunes son la adicción a las relaciones o al sexo)
El origen de esta adicción es en la dinámica familiar. Naturalmente, los padres atienden emocionalmente a los hijos, proporcionandoles amor y seguridad en su desarrollo y su camino a la vida adulta, sin embargo, cuando la experiencia es la contraria, es decir que el hijo alimenta emocionalmente a alguno de sus padres, esa es una relación de "enredo". A esos niños "enredados" o cogidos en la trampa se les agobia y son utilizados por la necesidad de mamá o de papá de tener compañía, atención y amor. Los niños que se han visto envueltos en relaciones "enredadas" con un padre, son los que con mayor frecuencia se convierten en adictos a la evitación. En el proceso de ser usado por quienes debieron atenderlo, el adicto a la evitación, también se vio abandonado, ya que mientras se ocupaba de cuidar de sus padres, no había allí nadie que se ocupara de cuidarlo a él.

Por lo general, un adicto a la evitación presenta sus primeros síntomas al haber fracasado en el papel del "superhéroe". Los adictos a la evitacion temen la intimidad porque están convencidos que se aprovecharán de ellos y se verían absorbidos y controlados por ella. Fueron absorbidos y controlados por la necesidad del otro, por la realidad del otro, por la existencia del otro y no desean pasar de nuevo por esa misma experiencia, que ahora les lleva a sentir que mayor intimidad traería mayor sufrimiento, para lo que se basan tanto en la experiencia con las personas que le cuidaron de niños como con sus parejas adictas amorosas. Al mismo tiempo los adictos a la evitacion temen verse abandonados.

El adicto a la evitacion intenta mantener el nivel de intensidad en la pareja al mínimo, La intensidad de las relaciones la percibe como agobiante, así que evita la intimidad. poniendo su atención en distracciones, cosas ajenas a la relación, cualquier adicción le sirve, así no está disponible. En realidad lo que hace es abandonar al adicto al amor. 

El evitador levanta muros que obstaculizan la relación; muros de cólera y temor, utilizan emociones fuertes para mantener a los demás a distancia.; muros de silencio, lo que le permite hablar lo mínimo; muros de "madurez emocional", lo que le permite no mostrar nunca sus emociones; muros de amabilidad, hasta el punto de retener información sobre las dificultades en la relación.

¿Qué le impide a un evitador marcharse y convertirse en un ermitaño aislado?, se lo impide el temor al abandono, unido a la adoración y admiración que recibe del adicto al amor, que le hace sentir a salvo y deseado

Para evitar caer en este tipo de adicción, es necesario vivir un proceso de duelo resuelto, donde asumamos la pérdida y reinciemos nuestro plan de vida con una visión. El miedo al fracaso, el miedo a ser lastimados nuevamente, o el miedo a equivocarnos genera más confusión. 

El abrirnos hacia los demás no es un signo de debilidad, es la prueba más pura de amor, en la que permitimos que nos conozcan y nos amen ya sin poses, barreras o máscaras.

En muchos casos no se necesita psicoterapia para quitar el miedo al amor, solamente se tiene que hacer un reconocimiento de quiénes somos y de dejar que el miedo en lugar de que paralice nos impulse a ser mejores personas con la capacidad inminente de amar y ser amados.

Es importante entender que ninguna relación se va a parecer a la anterior y recordar que todas las experiencias vividas nos dan nuevos aprendizajes, y la única manera de evaluarlos es intentando de nuevo tal y como aprendimos a andar en bicicleta: al principio sentíamos miedo de caernos aun cuando ni siquiera habíamos experimentado esa experiencia; al subir por primera vez caímos y aun cuando sabíamos que existía la posibilidad de volver a caer,  volvimos a subir ya que no sería tan malo porque ya habíamos experimentado esa situación y tendríamos más precaución, y desde luego esa segunda vez no fue igual que la primera, fue mucho mejor porque ya teníamos mayor control del movimiento, del equilibrio, la velocidad, fue más placentera y duró más. 

El miedo sólo limita, entorpece y endurece toda clase de sentimientos, es una ceguera emocional, que si no aprendemos a quitarla puede lograr que vivamos sin vida tal como vegetales.

¡¡¡¡ Sonríe, vive y ama, estás en este mundo solo para ser feliz !!!!